En nuestro país, el conflicto referido a la guerra contra el crimen organizado, se ha diversificado, tomando rumbos que afectan incluso al desarrollo mismo de la expresión escénica. Como ha sido nuestro caso, el habitar una de las zonas más conflictivas de la republica mexicana, ha contribuido por un lado, a tener una presencia cada vez mas escaza de públicos dentro de los pocos espacios oficiales y alternativos que existen en la región, como por otro, enfrentarnos a la necesidad de abordar esta temática a expensas de las consecuencias que su exposición pública puede generar.
En base a lo anterior, el presente proyecto, pretende venir a ofrecer un replanteamiento situacional centrado en las derivaciones más crudas que la violencia contemporánea puede generar: la necesidad de huir. La pregunta es ¿A dónde? La pregunta es ¿Por qué?
Mostrar estos escenarios de vida, que pueden hermanarse a otras realidades violentas de las grandes ciudades, perfuma no solo el instinto de sobrevivencia de nuestra sociedad actual, sino también la articulación de un mecanismo de resistencia que obliga a buscar escapatoria próxima en el escarnio y la inconsciencia.
De este modo, creemos que el estreno y temporada de este espectáculo, ofrece una posibilidad de extender nuestros procesos orientados al análisis y experimentación de tomar contacto con otros públicos, llevando hasta ahí el lenguaje que hemos asimilado mediante el crimen en estos parajes desolados del norte del país
El espacio está diseñado a partir de la referencia numérica que el crimen organizado establece para la identificación y registro de cuerpos, recreando la atmosfera de una cámara de tortura plastificada para efecto de hacer sencillo el trabajo de limpieza. La iluminación, se basa en tres bombillas, que cuelgan del techo, cuya manipulación se acciona manualmente por el actor, permitiendo de ese modo, articular las temporalidades inmediatas que plantea el texto.